¿Qué es el síndrome de Hunter?

El síndrome de Hunter, conocido también como Mucopolisacaridosis tipo II (MPS II), es un trastorno genético progresivo poco frecuente. Afecta principalmente a pacientes de sexo masculino, aproximadamente a 1 de cada 162 000 recién nacidos vivos.1

El síndrome de Hunter es una de las diversas enfermedades de depósito lisosomal (EDL), en la que se produce la acumulación de moléculas en el cuerpo. En el síndrome de Hunter específicamente, los glicosaminoglicanos (GAG) se acumulan en el cuerpo de forma anormal.2

El síndrome de Hunter es causado por una deficiencia o ausencia de la enzima I2S (Iduronato 2 Sulftasa).3 Sin I2S, los GAG se acumulan en los lisosomas y, en los pacientes con síndrome de Hunter, esta acumulación progresiva interfiere con las funciones celulares en todos los sistemas de órganos. La enfermedad multisistémica está asociada a muchos signos y síntomas, que varían entre síntomas no neuronopáticos (somáticos) y síntomas neuronopáticos (cognitivos). Casi 7 de cada 10 pacientes con síndrome de Hunter sufren compromiso neuronopático.3,4

Los primeros signos de acumulación de GAG en pacientes con síndrome de Hunter aparecen entre los 2 y 4 años: hernia, otitis media y sobrecrecimiento de las amígdalas/adenoides (tratadas a través de una adenoidectomía/amigdalectomía). El manejo clínico de pacientes con síndrome de Hunter es permanente, y los síntomas son progresivos y multisistémicos. La expectativa de vida promedio para los pacientes es de 13,4 años.3,5,6

Manifestación del síndrome de Hunter

La manifestación de los síntomas del síndrome de Hunter es única en cada paciente y la enfermedad no tiene un curso habitual. No obstante, los primeros síntomas coinciden con molestias frecuentes en la infancia; esto dificulta la detección de los síntomas, lo que retrasa el diagnóstico.5 Por lo tanto, es importante poder reconocer grupos de síntomas que pueden indicar un problema subyacente:

Muchos signos y síntomas de MPS II coinciden con problemas pediátricos frecuentes... No es una coincidencia que un paciente tenga tres, cuatro o cinco problemas médicos diferentes.

- Dra. Barbara Burton

Factores hereditarios del síndrome de Hunter

El síndrome de Hunter es un trastorno genético recesivo ligado al cromosoma X que afecta casi de forma exclusiva a pacientes de sexo masculino. La enfermedad se desarrolla debido a la ausencia de una copia normal del gen IDS en el cromosoma X, responsable de la codificación de la enzima lisosomal iduronato-2-sulfatasa (I2S) que degrada los GAG. 5

Es extremadamente inusual que el síndrome de Hunter se desarrolle en mujeres; las mujeres heterocigotas conservan el 50 % de la actividad normal de la enzima I2S y generalmente no presentan síntomas 7

El gen IDS contiene un poco más de 28 000 pares de bases de ADN y se han registrado más de 500 mutaciones diferentes que producen síndrome de Hunter, incluidas mutaciones puntuales, defectos de empalme, reestructuraciones de genes y hasta deleción completa. 8,9

Según el alcance y tamaño de la mutación, habrá una anomalía o ausencia total de I2S. Tales mutaciones producen manifestaciones de síndrome de Hunter de distinta severidad y curso; las manifestaciones no se pueden predecir a partir del tipo de mutación, aunque las reestructuraciones extensas de genes generalmente presentan síntomas neuronopáticos.9

Es fundamental revisar / dar seguimiento a los familiares del paciente con síndrome de Hunter a fin de detectar copias defectuosas del gen IDS . Las pruebas genéticas identificarán a los portadores y a niños que aún no han sido diagnosticados que podrían verse afectados. El manejo temprano es fundamental en una enfermedad progresiva.3

Ejemplo de análisis genealógico

    El paciente (sexo masculino, 4 años) fue derivado por su pediatra para una evaluación de los rasgos faciales prominentes y rigidez en las articulaciones. El paciente tenía antecedentes de otitis media recurrente con inserción de tubos en el oído y apnea del sueño obstructiva. Por este motivo, a los 3 años se le practicó una amigdalectomía y adenoidectomía, y, al mismo tiempo, una hidrocelectomía.

    No se habían informado antecedentes familiares de afecciones genéticas ni trastornos óseos y articulares. En función de los hallazgos en un examen físico, se sospechaba síndrome de Hunter y este se confirmó a través de una prueba enzimática y molecular.

    La madre del paciente (II-3) se sometió a una prueba y se determinó que era portadora. Otros análisis familiares revelaron que la hermana (II-2) también era portadora y también se confirmó la presencia de síndrome de Hunter en uno de los tres hijos de su hermana: un niño de 18 meses (III-3).

La historia de Aiden

Cuando tenía aproximadamente 2 años, noté que Aiden tenía un retraso en el habla. Entonces recibió intervención inmediata y su pediatra sugirió que simplemente se trataba de algo que los niños atraviesan, que lo superaría. Recibió terapia ocupacional, fisioterapia y terapia del habla durante un año. Luego su pediatra sugirió que consultáramos a un genetista debido a los rasgos faciales de Aiden; quería que los revisara. – Toni-Ann, madre de Aiden

La historia de Silas

Mi esposo y yo nos sentíamos las personas más afortunadas del planeta cuando sostuvimos a nuestro pequeño Silas en brazos. Cuando Silas tenía alrededor de 6 meses, advertimos que la parte posterior de su cabeza se estaba poniendo cada vez más plana y que tenía dificultades para mantener la cabeza erguida de manera adecuada. Silas lloraba siempre cuando lo recostábamos boca abajo para que jugara. Consultamos a una médica osteopráctica que nos recomendó ejercicios que a Silas no le gustaban en absoluto. La médica osteopráctica dijo que pensaba que Silas tal vez fuera un poco “perezoso” ya que no se esforzaba mucho por tratar de alcanzar los juguetes o gatear. – Nathalie, madre de Silas

Referencias

  • Meikle PJ. Prevalence of lysosomal storage disorders. JAMA 1999; 281(3): 249–254.
  • Neufeld EF and Muenzer J. The Mucopolysaccharidoses. In: The Online Metabolic & Molecular Bases of Inherited Disease. McGraw-Hill Medical. DOI: 10.1036/ommbid.165
  • Burton BK, Giugliani R. Diagnosing Hunter syndrome in pediatric practice: practical considerations and common pitfalls. Eur J Pediatr 2012; 171(4): 631–639.
  • Amartino H. Hunter syndrome (mucopolysaccharidosis II) – the signs and symptoms a neurologist needs to know. Eur Neurol Rev 2015; 10(01): 90–94.
  • Scarpa M et al. Mucopolysaccharidosis type II: European recommendations for the diagnosis and multidisciplinary management of a rare disease. Orphanet J Rare Dis 2011; 6: 72.
  • Jones SA et al. Mortality and cause of death in mucopolysaccharidosis type II—a historical review based on data from the Hunter Outcome Survey (HOS). J Inherit Metab Dis 2009; 32(4): 534–543.
  • Martin R et al. Recognition and diagnosis of mucopolysaccharidosis II (Hunter syndrome). Pediatrics 2008; 121(2): e377–e386.
  • Genetics Home Reference. IDS gene. U.S. National Library of Medicine. https://ghr.nlm.nih.gov/gene/IDS#location
  • Demydchuk M et al. Insights into Hunter syndrome from the structure of iduronate-2-sulfatase. Nat Commun 2017; 8: 15786.